No soy una persona positiva…

Las expectativas que el mundo (o para ser más preciso otras personas) han depositado sobre nosotros han cambiado con el tiempo. En los siglos XVIII-XIX, estaba a la moda y se alentó estar un poco triste y melancólico. Pero el mundo de hoy en día ha dado un giro de 180 grados y nos demanda: “¡Sean felices!”, “¡Sean positivos!”, “¡Sonrían!”. Pero qué hacer si no eres una persona positiva, sino alguien introvertido y un poco melancólico (que no se confunda con depresión). ¿Qué hacer si solo sonríes cuando algo te trae alegría verdadera? ¿Cómo adaptarte? Y… ¿Deberías hacerlo?

Annette suele escuchar de los demás que ella se ve “triste”. En realidad, no siente tristeza. Simplemente percibe el mundo como si estuviera un poco nublado. No se siente mal por eso, ni está deprimida. Simplemente no comprende cómo la gente puede ser “positiva” constantemente. Además se cansa cuando pasa mucho tiempo con persona excesivamente optimistas. Esta es su forma de ser – Annette es así. 

Todas las personas son diferentes. Es un hecho. Imagina si todas las personas fueran iguales: reaccionarían igual, verían el mundo de la misma forma, evaluarían los hechos de la misma forma. Probablemente sería aburrido.

No apoyamos las ideas de que uno deba rehacerse para coincidir con ciertos estándares, sin importar cuáles sean. Queremos alcanzar un estado en el que podamos dejar de mirarnos a nosotros desde el punto de vista de la sociedad y permitirnos ser cómo realmente queremos ser. Claro que debe ser solo si tú (y nadie más) se siente cómodo haciéndolo.  

Michael leyó en un libro de autoayuda que únicamente las personas extrovertidas y positivas se vuelven exitosas, e intentó reinventarse. Luego de algunas semanas de actividad forzada y simpatía, se sintió terriblemente cansado. Esto es fácil de explicar. Como todo lo que es artificial, algo que no surge naturalmente, sino que se impone sobre uno, puede absorber toda la energía. Luego de consultar con un psicólogo, Michael se dio cuenta de que no debía rehacerse, sino hacer énfasis en su “lado fuerte”. Luego de un corto tiempo, renunció a su trabajo de vendedor, en el cual todas las mañanas le decían que debía exudar energía e iluminar la sala con su sonrisa. Encontró un trabajo en otra área. Su cansancio desapareció.  


Si en tu entorno hay cierta falta de positividad, debes evaluar lo siguiente:  

1. ¿Es posible que bajo esta capa se escondan algunos problemas serios, como la depresión o la apatía? No deberías “guardar para siempre” estas cosas – eso es seguro.

2. ¿Esta falta de positividad empeora tu vida? Si sí, puedes desarrollar una forma positiva de pensar. Si así lo quieres, puedes desarrollar esta habilidad. 

Cada uno de nosotros tiene cualidades únicas. No hacen que una persona sea “mejor” o “peor” que alguien que es naturalmente más risueño o despreocupado. Nuestras cualidades nos convierten en lo que somos  – y esto es valioso. 

La falta de positividad es tan nuestra como la vulnerabilidad, la empatía o los nervios. ¿Deberías rechazarla, esconderla o intentar corregirla? Somos un todo – nadie puede decir que es perfecto de la cabeza a los pies, sino que somos lo que somos y eso puede ser modificado.

Por lo tanto, no tengas el objetivo de convertirte en “alguien”, sino en ti. Recuerda que si hay algo en particular que te molesta más de lo que te beneficia, puedes corregirlo un poco. Somos como árboles que pueden cambiar la dirección de su crecimiento si fuera necesario; no somos reocas estáticas.


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