Lo que necesitas saber sobre cómo evitar conflictos

La evasión de conflictos es una estrategia conductual que se expresa en:

– Una negativa firme a discutir temas delicados con la pareja;

– Agresión pasiva en respuesta a quejas o intentos de aclarar algo;

– Atacar en respuesta a cualquier descontento;

– Silencio cuando surge un tema controvertido;

– Desaparición después o durante una discusión;

– Sugerencias para romper en caso de cualquier malentendido;

Como de costumbre, debes buscar la razón en tu infancia. Lo más probable es que en aquel entonces tuvieras que resolver todos tus problemas por tu cuenta. La tendencia a evitar los conflictos es común en personas cuyos padres respondieron mal a sus necesidades emocionales: las ignoraron, las devaluaron, las castigaron regularmente, las avergonzaron o ridiculizaron, las ignoraron o las reprimieron.

Por ejemplo:

– ¡Puedes llorar ahora, pero tendrás que parar en algún momento!

– ¡Deja de quejarte!

– ¡¿Cómo puedes estar enojado con tu madre?!

– ¿Tienes un problema? Yo soy el que tiene verdaderos problemas, tú solo estás quejándote.

– ¡Deja de ser tan débil!

– ¡Las niñas buenas no hacen pucheros!

– ¡Intenta enfadarte conmigo, ya verás!

– ¡Si vuelves a levantar la voz, te echo!

– ¿Eres un hombre o qué? ¡No llores!

Nunca hablaron contigo sobre las emociones desafiantes, no te enseñaron cómo manejarlas apropiadamente, no permitieron que te abrieras en un conflicto, no te escucharon, no te apoyaron, no te dieron la oportunidad de hablar. Nunca has tenido la experiencia de que un conflicto termine con una solución constructiva, por lo que puedes encontrar que ahora tienes las siguientes creencias:

– Cualquier conflicto es peligroso.


– Las emociones negativas son malas.

– Los sentimientos son una debilidad y un motivo para criticar.

– El dolor no significa nada, solo puedes cerrar los ojos y seguir adelante.

– Si te involucras en un conflicto, solo empeorará.

– Es más fácil no responder.

Bajo la influencia de estas creencias, y en base a la experiencia adquirida en la infancia, recurres a las estrategias de afrontamiento habituales:

– Te defiendes incluso cuando nadie te ataca;

– Alejas a tu pareja;

– Te escapas del contacto;

– Te frustras y te quedas callado;

– Te retiras.

Y esto es lo que necesitas saber. Es normal experimentar irritación, ansiedad, frustración e ira cuando hay un conflicto de intereses. Así es como debería ser. Pero puedes lidiar con estas emociones de diferentes maneras. Y esto es cuestión de elegir una respuesta. Por ejemplo, puedes hablar sobre tus sentimientos, explicar tu punto de vista e indicar tus necesidades en lugar de huir o atacar.

De niño, tuviste que adaptarte, porque un niño no elige ni el entorno ni la forma de comunicación dentro de este entorno. Lo único que pueden hacer es “ceder” para sobrevivir (psicológicamente y, a veces, físicamente). Pero como adulto, TÚ moldeas TU PROPIO entorno y forma de comunicación. Y TÚ PUEDES ELEGIR cómo comportarte.

Por supuesto, esto requiere tiempo y paciencia. Pero el resultado lo vale.


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