Egoísmo saludable – ¿qué es?

¡Cuántas veces hemos escuchado durante nuestra niñez acerca del “pecado” del egoísmo! Tomaste la última porción del plato – ¡eres egoísta! Te negaste a ayudar, por alguna razón  – ¡egoísta! Y quién no ha escuchado estas “increíbles” frases que dicen las personas como desaprobando algo, o con desprecio: “¡No existe el YO en un equipo!”, “¿Quién te crees que eres? ¿El centro del universo?”, “Primero debes preocuparte por los demás, ¡no por ti!”.

Se ha instalado una especie de obligación sobre nosotros – de que le debemos algo a los mayores, a nuestros padres, a nuestros hijos, a la humanidad y al país. Se alentó, sobre todo, a “dar todo por el bien” de los demás, a sacrificarse a uno mismo, la salud, el tiempo, las necesidades y los deseos. Solo así eres una buena persona y te mereces reconocimiento – si tu sacrificio es notado, claro. Todo aquello que tiene que ver contigo queda etiquetado como egoísta y condenado en todas sus formas posibles. 

Y hemos crecido con el sentimiento permanente de culpa y vergüenza. Lo sientes aflorar cada vez que piensas en ti, cada vez que cumples tus deseos, o priorizas tus necesidades en cualquier situación. Muchos de nosotros estamos probando el concepto de “egoísmo saludable”. Sería bueno comprender qué es, y quizás te des cuenta de que ocuparte de ti no es un crimen. 

El egoísmo saludable no tiene nada que ver con ser egoísta, con pensar en uno mismo como el “centro del universo”, o con ser egocéntrico. Para resumir, es cuando una persona toma sus propias intereses en cuenta y, al mismo tiempo, no viola los intereses de los demás.  


El egoísmo saludable es la base de todo, incluyendo la propia salud mental y vínculos fuertes. Es mucho más placentero y simple crear una relación con una persona que se preocupa por sí misma que con alguien que descuida sus necesidades “por el bien de” su pareja, sus hijos, la paz mundial, etc.  

¿Cómo funciona? El esquema es bastante simple. ¿Si no sabemos cómo cuidar de nosotros mismos, cómo cuidaremos del resto? Si nuestros deseos y necesidades no importan – nos volvemos vacíos, e inconscientemente esperamos que alguien más se ocupe de nuestras necesidades psicológicas. La lógica es la siguiente: “Si sacrifico todo por los demás, entonces hay alguien en deuda conmigo, ¿no?” Así de retorcida es la lógica del sacrificio, la cual lleva a la clásica premisa: “Hago todo por él/ella, y él/ella…”.

Si el egoísmo no es saludable, entonces no existen “los otros” – solo existen mis propios intereses. Punto.

Aquí hay una lista para distinguir fácilmente el egoísmo saludable del no saludable.


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