Mi ser querido tiene una adicción. ¿Qué decirle?

Una guía paso a paso para aquellos que quieren ofrecer su ayuda. Parte 4

Ya casi estás listo para tener esta conversación importante. Tienes una idea de a lo que te puedes estar enfrentando. Sabes cuáles son los mecanismos protectores de la psiquis y qué hacer para evitar caer en la situación de siempre. Has analizado posibles beneficios secundarios y actitudes  de derecho. Has resuelto tu resistencia y ahora puedes iniciar un diálogo.

Primero  discutamos las “técnicas de seguridad”.

  1. Es necesario preparar el espacio en el que se llevará a cabo el diálogo. Es importante que no sean interrumpidos por adultos o niños que no tienen por qué escuchar la conversación. Asegúrate de elegir un lugar y un momento correcto.  
  2. Tu ser querido dependiente debe estar sobrio (no estar en el estado de excitación por apuestas, etc.) Esto es extremadamente importante. No sirve llevar a cabo una conversación con una persona que se encuentre ebria o bajo la influencia de sustancias. O – en el caso de ser adictos al trabajo – acercándose a la fecha final de la entrega un proyecto laboral. 
  3. La conversación no debería llevarse a cabo durante un conflicto. Si acaba de ocurrir un incidente, no es el momento de iniciar una conversación.  
  4. Cuídate de estabilizar tu estado emocional. Si estás nervioso, enojado o triste, pospón la conversación. 
  5. Una persona adicta puede ser agresiva. Su personalidad se encuentra deformada debido a la adicción, y la persona puede enojarse como respuesta a la “invasión” de su espacio. Es importante reservar la posibilidad de pedir ayuda (o llamar a la policía) si te sientes amenazado.  

Al inicio del diálogo vale la pena hacer todo lo posible para mostrarle a la persona adicta qué es lo que está sucediendo.  

Puede funcionar:

● “Mira cómo solían ser las cosas”

Aquí sería una buena idea recurrir al pasado, que no ha sido tocado por la adicción: debería ser algo bueno y positivo. Algo inspirador, como fotos viejas, cartas, historias, etc. Es importante acceder a la memoria emocional, despertarla, y hacer referencia al éxito del pasado. 

Y luego mostrar lo que es el ahora, el presente, y cuáles son los cambios negativos que se han producido. 

Muestra la evidencia de cómo solían ser las cosas. Y cómo ahora ya no queda nada… 

“Mira, tú y yo estamos juntos en estas fotos antiguas, ya sea en un concierto o en una caminata, y ahora no hay una sola fotografía en la que estemos juntos… En los últimos seis meses, salimos solo a dos eventos, uno de los cuales ha sido un funeral”.

● La evidencia del cambio.

Bríndale a tu ser querido la evidencia de las dinámicas negativas. Sería bueno que esas dinámicas fueran cuantificadas:

“Solías ganar (x cantidad de dinero), y ahora ganas (x cantidad de dinero menos”; “Antes veías a tus amigos una vez al mes. Ibas a esquiar, ibas a conciertos, y ahora han pasado 6 meses desde la última vez que los viste”: “Tenía un abrigo de piel, pero lo vendimos para pagar tus deudas de juego. Y nunca compramos uno nuevo, aunque íbamos a hacerlo…”.

Lo principal no es realizar acusaciones. Eso sería tomar el camino hacia un resultado inefectivo, y no necesitas eso. Para hacer esto, debes controlar qué y cómo lo dices: si las emociones se vuelven abrumadoras, vuelve a los hechos. 

Luego puedes seguir con las frases motivadoras.  

No uses frases genéricas, sino intenta dirigirlas hacia quien te dirijas. El tono debe ser motivador, sin rogar, ni acusar, ni ser agresivo. 

  • Utiliza ejemplos autoritarios. Puedes citar el ejemplo de conocidos o de personas famosas que hayan pasado situaciones similares. Prepara estos ejemplos de antemano. 
  • Enfócate en la inspiración, muestra tu fe en el otro: “<Tal y tal> pudieron dejar de hacerlo, ¡y tú también puedes!”, “Tienes un sistema de apoyo fuerte y poderoso: me tienes a mí, a tu madre, a tu amigo Chris, y ¡todo estamos aquí para ti”. 
  • Recuérdale sus logros: “¿Recuerdas la maratón que corriste en 2015? ¿Recuerdas cómo te preparaste? ¡Te esforzaste al máximo y lo lograste1 ¡Esto también puedes hacerlo!”. 
  • Recuérdale en qué (y en quién) puede confiar para salir de esta situación. 

“Nos tienes a nosotros, tu familia; ¡tienes un objetivo en la vida, que sigue siendo alcanzable! Te tienes… A TI! No eres tu adicción, eres mucho más que esto”. Es importante dejar en claro que detrás de estos comportamientos adictivos se encuentra TU SER QUERIDO y tú LO RECONOCES a pesar de estas dificultades. 

Invítalo a un espacio común para resolver este problema: su problema en común. 


Es importante hablar sobre los recursos.

“Pensemos acerca de dónde podemos conseguir ayuda”.

Existen recursos sociales: centros de ayuda, servicios sociales, y grupos de apoyo: cualquiera que ayude a las personas con dependencia. 

Amigos, colegas de trabajo, hobbies: “Tu jefe siempre te ha apoyado”; “Tus amigos siempre han estado de tu lado”; “El trabajo es importante para ti, y también es tu recurso”; “Vayamos más seguido a ese refugio de perros. Será una distracción para ti y ayudaremos a los perros”. 

Recursos Internos: aquí puedes enfocarte en las cualidades de tu ser querido, en sus logros. Recuérdale de qué son capaces si no se rinden (obtener un ascenso, retomar su hobby o deporte favorito, etc.).  

Habla del camino hacia la recuperación.

Piensen juntos cómo tratarán con las dificultades. 

Definitivamente habrá anhelo por lo que él/ella está tratando de dejar. Y aquí también debes hablar sobre el apoyo y qué hacer en este caso:

  • “Querrás volver a tomar/fumar/apostar, etc. Pensemos en una persona a la que puedas llamar cuando esto suceda; a quien puedas recurrir si lo necesitaras”.
  • Desarrollen juntos un plan con al menos cinco opciones de “qué hacer si…”. No lo hagas tan complejo, intenta que sea un modelo para los próximos pasos. Por ejemplo: “Si tu motivación se debilita, entonces puedes: a) llamar a tu amigo Kyle; b) ir a una cita con un psicólogo; c) … d)… e)…”.

Están Armando un plan juntos, es decir ya son un equipo.  

Es importante no alargar demasiado la conversación. La mejor opción es que no dure más de media hora. Después de eso, la atención y la concentración se pierden y existe un alto riesgo de caer en una discusión infructuosa: dar vueltas en círculos.

Habiendo completado esta parte, procede a indicar tu posición, en caso de todo siga igual.  

Formula una frase que sea lo más específica y entendible posible, y que refleje tu renuencia a continuar viviendo así. No debería sonar como un ultimátum, aunque lo sea. Puedes decir algo como esto:  

“Las cosas deben cambiar: esa es una condición para que sigamos siendo pareja. Para mí los cambios son importantes. No puedo seguir viviendo así. Necesito ver que tú también estás interesado/a en esto y ver que te estás esforzando”.  

En casos especialmente difíciles, en los que no esperas tener que enfrentar la conversación solo, puedes realizar una “intervención”.

¿Qué es una intervención?

La conversación, en este caso, no se da tête-à-tête, sino en presencia de otras personas cercanas a la persona adicta. Deberás reunir un equipo de entre 3-5 amigos y familiares de la persona adicta que estén de tu lado: sus posiciones deben ser similares. Debes establecer un marco de tiempo (alrededor de 30 minutos).

Sería bueno organizar todo para que sea inesperado para el adicto. Lo mejor es confrontarlos cuando no esperan esto y no estén listos para defenderse.

Los amigos/familiares tomarán turnos para hablar sobre lo que les preocupa: “Me da miedo lo que te está sucediendo”; “Me hace sentir mal que…”, “Veo que tú…”.

Esto no permite que el adicto se mantenga en su “zona de confort” porque hace que se vuelva más difícil para ellos negar lo obvio. 

Deben notar que la preocupación es real, y escuchar lo que se les está diciendo.  

Luego puedes listar los puntos que propusimos en la primera versión de la conversación (recursos, recorrido, apoyo).

Bueno… ya tienes toda la información y los consejos necesarios. Por favor recuerda que tus esfuerzos son únicamente un 50%. El otro 50 debe ser invertido por tu ser querido. Y también puede suceder que ninguna palabra ni discurso ayude. Debes aceptarlo. 

Pero por ahora esperemos que en tu caso el plan funcione y que tu ser querido tenga la oportunidad de tratar su problema.


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