Tres tipos de autoevaluación

Hoy compartiremos algunos ejemplos de diferentes enfoques de la autoevaluación: autorreproche, autocrítica reducida y autoestima adecuada.

Empecemos.

Autorreproche: ¡Esto es horrible! ¡Cómo pude fastidiarla así!

Autocrítica reducida: Bueno, le podría pasar a cualquiera, solo hay un poquito de daño.

Autoestima adecuada: Cometí un error. ¿Cómo puedo corregir las consecuencias y hacer uso de esta experiencia en el futuro?

Autorreproche: Todo es mi culpa, solo mi culpa…

Autocrítica reducida: ¡No tengo problemas! Y si a alguien no le gusta algo, ¡no me importa!

Autoestima adecuada: ¿Dónde están los límites de mi responsabilidad en esta situación?

Autorreproche: ¿Quién me necesita así?

Autocrítica reducida: ¡Nadie es digno de mí!

Autoestima adecuada: Estoy bien. Sí, tengo mis defectos y mis problemas, pero tengo el poder para enfrentarlos.


Autorreproche: Nunca me sale nada…

Autocrítica reducida: El Universo aún no me ha enviado la oportunidad correcta.

Autoestima adecuada: Puedo… Y todavía no soy muy bueno/a en…

Autorreproche: Podría haberlo hecho mejor…

Autocrítica reducida: ¡Lo hago todo a la perfección! ¿Cuál es tu problema? ¡No lo entiendo!

Autoestima adecuada: Hice un buen trabajo. Puedo hacer las cosas de manera diferente y mejorar mi resultado la próxima vez si quiero.

Autorreproche: ¿Cómo pude hacer esto?

Autocrítica reducida: Me importa un cuerno.

Autoestima adecuada: No estoy contento/a con mis acciones.

Pero elegí hacer esto, así que debe haber una razón para eso. Tenemos que averiguar por qué.


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