Puede suceder que trabajes muy duro, dedicando horas extra o devanándote los sesos durante meses en un proyecto increíble, pero como resultado, no logras obtener una billetera abultada, solo te agotas. A menudo, esto sucede debido a la mentalidad negativa sobre el dinero. Aquí hay algunos miedos profundamente arraigados que te impiden mejorar tu estado financiero:

Miedo #1:

Cuanto más dinero, más problemas. 

Cómo calmar este miedo: 

En realidad, aumentar tus ingresos trae nuevos desafíos. Es decir, DESAFÍOS, pero no problemas. Y podrás realizar estas nuevas tareas tan bien como las que estás realizando ahora.

Miedo #2:

Todo tiene un costo, especialmente la prosperidad.  

Cómo calmar este mied: 

Entonces, ¿por qué las personas que viven en la pobreza también pierden a sus seres queridos y, francamente, en su mayor parte son infelices? Parece que esta lógica simplemente no funciona.

Miedo #3:

El dinero me volverá consentido. 

Cómo calmar este miedo: 

Si consideras que las oportunidades adicionales para el crecimiento personal, la mejora de tu vida, el cuidado propio y de tu salud mental son “mimos”, entonces sí, el dinero te consentirá.

Miedo #4:

El dinero alejará a los amigos y atraerá a los envidiosos. 

Cómo calmar este miedo: 

Las personas que desbordan envidia por tu éxito no son tus amigos. Y una amistad que exige que te prives de una vida mejor, no es una verdadera amistad.

Miedo #5:

¿Qué pasa si pruebo el dinero y luego se acaba?

Cómo calmar este miedo: 

En primer lugar, para que el dinero se agote, debes estar gastándolo sin generar nada.

En segundo lugar, una persona que ha ganado una fortuna una vez podrá ganarla por segunda, tercera y cuarta vez.

Por supuesto, cada persona tiene su propia idea de lo que es una “fortuna”. Pero la verdad es que cualquiera puede mejorar SU estado financiero dentro de SUS capacidades. Entonces, todo está en tus manos.

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¿Cómo sabe cuáles son las solicitudes adecuadas y cuáles son las expectativas poco realistas? Vamos a analizarlo con ejemplos simples.

✘ Demanda poco realista: ¡Quiero una relación perfecta!

✓ Solicitud adecuada: Quiero una relación viva y una disposición mutua para hacer frente tanto a lo bueno como a lo malo.

✘ Demanda poco realista: Quiero una relación completamente segura.

✓ Solicitud adecuada: Entiendo que las relaciones siempre son un riesgo, por lo que quiero aprender a lidiar con los problemas que puedan surgir en el camino.

✘ Demanda poco realista: Quiero conocer a una persona que sea perfecta para mí.

✓ Solicitud adecuada: Quiero aprender a ver cosas diferentes en las personas, a acercarme, a conocerlas, a ser más flexible en mis requerimientos.

✘ Demanda poco realista: Quiero una relación con garantías.

✓ Solicitud adecuada: Quiero aceptar el hecho de que no hay garantías para nada en esta vida.

✘ Demanda poco realista: no quiero necesitar a nadie.

✓ Solicitud adecuada: Quiero poder gestionar mi necesidad de intimidad, no negarme la alegría de la relación, pero tampoco perderme en otra persona.

Las exigencias poco realistas que hemos mencionado suelen indicar el estilo de apego evitativo porque permiten huir de las relaciones todo el tiempo que desee sin admitirlo.

Si se reconoce en los ejemplos dados de demandas poco realistas, entonces es una buena razón para analizar su estilo de apego.

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Una instrucción simple paso a paso para aquellos que encuentran dificultad en las conversaciones sobre las emociones. 

Paso #1: Expresa claramente qué es lo que sientes.

Me siento…

Paso #2: Expresa claramente cuándo sientes lo que estás sintiendo.

Cuando veo/oigo/me encuentro con…

Paso #3: Indica claramente las razones.

Eso sucede porque yo…

Paso #4: Expresa claramente lo que tú quieres.

Me gustaría que…

Para mí es importante que tú…

Ahora veamos ejemplos específicos de este enfoque:

Reemplaza: “¡No me prestas atención!”.

Con: “Me molesté cuando decidiste que no pasáramos la noche juntos mañana porque te extraño y no te veo lo suficiente. ¿Te gustaría pasar todo el fin de semana juntos? Sólo nosotros dos”.

Reemplaza: “¿Quieres volver con tu ex? ¿Por qué otra razón seguirían en contacto?”.

Con: “Me pongo nervioso y tengo miedo de perderte cuando te veo hablando con tu ex. Eso sucede porque tuve una experiencia angustiosa y desgarradora en el pasado. No estoy diciendo que debas responsabilizarte por eso o tratarlo de alguna manera. Pero me gustaría unirnos y resolver esto para evitar que suceda esta experiencia problemática”.

Reemplaza: “Me ignoras todo el tiempo”.

Con: “Cuando no respondes a mi pedido de ayuda, me enojo y me duele. Cuando eso sucede, parece que ignoras mis necesidades y a mí a propósito. Es importante para mí hablar esto contigo para tener una idea de los límites establecidos. Qué debería pedirte y qué no”.

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Desde una edad temprana, se nos enseña a controlar nuestras emociones. “¡No llores!”, “¡Deja de enojarte!”, “¡Sonríe, no hay motivo para estar triste!”, “¡No muestres a nadie que eres infeliz!”, etc. Esto perjudica a una persona en crecimiento – pierden el contacto con sus emociones y no saben cómo expresarlas adecuadamente.

Pero si todo está más o menos claro con las emociones negativas, ¿por qué es difícil expresar las positivas? ¡Después de todo, no hay nada malo con ellas!

Nuestros usuarios nos escriben:

“No sé cómo ser feliz. Cuando sucede algo bueno, junto con la alegría, por alguna razón, viene la ansiedad. Y mi sonrisa desaparece…”

“No puedo elogiar a mi hija, es como si se me trabara la lengua. ¿Cuál es mi problema? De hecho, estoy muy orgulloso de ella”.

“Cuando escucho elogios, quiero esconderme. Ni siquiera puedo decir ‘gracias…’”

Estas son las razones más comunes que dificultan la expresión de sentimientos y emociones positivas:

○ Padres moderados, fríos y no expresivos.

En este caso, los niños no aprenden la aptitud de expresar sus emociones. Simplemente no saben cómo hacerlo. Cuando crecen, la falta de esta aptitud sigue presente a menos que hagan un esfuerzo por aprenderlas.

○ Creencias de que no es seguro mostrar felicidad.

“La risa ahora lleva al llanto después”. “¡Si te regocijas demasiado pronto, lo vas a malograr!”

Y ahora, junto con la alegría, la ansiedad se cuela y la apaga: nunca sabes lo que te depara el futuro.

○ Trauma.

“Ese fue el mejor cumpleaños de mi vida. Me divertí con amigos, me reí mucho, tomé fotos… Y cuando llegué a casa, resultó que a mi hermano menor lo había atropellado un auto. La abuela dijo: “Eso es lo que pasó mientras te divertías”.

○ El miedo a ser juzgado.

Esto también tiene sus raíces en la infancia temprana.

¿Cómo aprender a expresar emociones positivas?

Primero, necesitas encontrar la razón, lo que te impide sentir alegría. Identifica la emoción que la apaga. ¿Te sientes asustado? ¿Ansioso? ¿Incómodo? ¿Inseguro? Una vez que conozcas la emoción, te dirá cuándo y dónde la sentiste.

Responde a esta pregunta: ¿qué sucederá si eres feliz/alegre/apasionado? Puede que la respuesta también te proporcione una pista.

Conoce la variedad de emociones positivas y cómo se manifiestan en el rostro y el cuerpo. Las emociones positivas básicas son el interés, la sorpresa y la alegría.

Comienza a llevar un diario de emociones: la situación que experimentaste, lo que pensaste, lo que sentiste, cómo lo expresaste.

Practica frente a un espejo: descubre cómo te ves cuando sonríes o estás interesado en algo.

Trata de expresar emociones positivas, primero en un círculo cercano de amigos, para sentirte seguro. Después en un círculo más amplio: colegas, conocidos, etc.

Al dar estos pasos comenzarás a desarrollar tus aptitudes y la alegría dejará de ser una emoción “prohibida”. ¡Nuestro curso de “Limpieza mental” ayuda en este cometido!

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La única frase que escuchamos con más frecuencia que “Sé tú mismo” probablemente sea “Ámate a ti mismo”. Ambas son a menudo mal entendidas o interpretadas erróneamente. Es hora de echar un vistazo más de cerca.

Comencemos desde el principio.

Muy temprano en la vida, un niño nota qué cualidades, rasgos y comportamientos son aceptados por sus cuidadores y la sociedad en general, y cuáles son rechazados. El niño trata de encajar en el lecho de Procusto de marcos y expectativas. Después de todo, nadie quiere ser rechazado.

A menudo, estos marcos consisten en estereotipos, creencias, normas y reglas culturales/morales/religiosas, condimentadas con mitos familiares. Si la presión es demasiado fuerte, el niño, y luego el adulto, se abandonan poco a poco, ajustando su personalidad al marco propuesto. Como resultado, pueden descubrir que están viviendo la vida de otra persona, no la suya propia.

Esta es una historia triste.

Ser uno mismo significa la capacidad de mostrar a otras personas lo que eres: tus necesidades, deseos y sueños, y no lo que los demás quieren ver. Significa comportarse de acuerdo con tus metas, planes y deseos de vida.

Si intentas cumplir con las expectativas de los demás todo el tiempo, puede que te olvides por completo de quién realmente eres. Como resultado, las personas a menudo acuden a un psicólogo con la pregunta “¿Qué soy?” y “No entiendo lo que quiero”, y por la misma razón, todo tipo de pruebas pseudo-psicológicas, los horóscopos, etc. son tan populares.

Entonces, ¿cómo aprender a ser UNO MISMO?

Primero, debes tratar de conocerte mejor a ti mismo. Las preguntas a continuación pueden ser útiles:

– ¿Qué valoro en la vida?

– ¿Qué cualidades es importante que otras personas tengan en mi opinión? ¿Qué hay de mí mismo?

– ¿Qué quiero hacer y qué no quiero hacer?

– ¿Qué es lo que realmente me gusta?

– ¿Cuáles son mis valores y necesidades?

En esta etapa, es importante que te asegures de ser honesto contigo mismo, porque existe la inevitable tentación de responder como “deberías” y no como realmente eres.

No tengas miedo de descubrir que, de alguna manera, “no eres como los demás”. En primer lugar, todas las personas son diferentes. En segundo lugar, esta es una oportunidad para aprender a aceptarte tal como eres, con todas tus ventajas y tus desventajas. Es imposible ser tú mismo si no te aceptas plenamente.

Una vez que hagas esto, pasarás al siguiente nivel importante: aceptar a otras personas. Lo que pasa es que mientras tú estás en desacuerdo contigo mismo, los demás tampoco tienen derecho (a tus ojos) a expresarse como realmente son.

Entonces, encontrarás la manera de abandonar los patrones y estereotipos impuestos por otros, aprender a elegir lo que te conviene, en lugar de lo que la sociedad aprueba, y descubrir nuevas estrategias de comportamiento. Como resultado, construirás una vida completamente diferente, verdaderamente TUYA.

Ser uno mismo no es una tarea sencilla, pero definitivamente vale la pena el esfuerzo, porque no hay otras personas como tú.

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El niño interior es la parte de nuestra psiquis responsable de las emociones, la espontaneidad y la capacidad de divertirse.

Normalmente, los tres estados del ego (Padre, Adulto e Hijo) están en equilibrio y pueden expresarse libremente y actuar en diferentes situaciones. Pero el Niño interior puede ser suprimido por otros estados del ego, y esto conduce a problemas.

¿Cuál podría ser la razón?

La forma en que el niño interior se manifiesta tiene sus raíces en la infancia. Todo lo afecta: el contacto corporal, las actitudes aprendidas, los traumas psicológicos y físicos, los sentimientos y las emociones: todas las experiencias de la infancia (incluso intrauterinas) y las reacciones de los adultos cercanos al bebé juegan un papel.

Si un niño fue amado, cuidado, se le permitió mostrar sus sentimientos y los adultos se preocuparon por sus necesidades, la persona estará abierta al mundo, activa y capaz de divertirse y comprender y cumplir sus deseos.

Si un niño fue reprimido, controlado, criado como un “adulto”, no se le permitió ser espontáneo o se le cargó con demasiada responsabilidad, crecerá con un sentimiento crónico de culpa, el temor de ser juzgado y no será capaz de entenderse a sí mismo y sus necesidades.

Si un niño fue ignorado, él o ella se considerarán “un don nadie”. E incluso como adultos, tendrán miedo de ser rechazados, de no ser amados o no ser necesitados.

Un niño interior reprimido es un niño traumatizado. Se vieron obligados a defenderse del complejo mundo en el que nadie los necesitaba. Desde su punto de vista, el mundo es así.

Entonces, ¿cómo podemos saber si el niño interior de una persona está reprimido?

Hay diferentes signos. Por ejemplo, pueden ser demasiado serios, carentes de emociones o incluso “secos”. A estas personas a menudo se las llama “abotonadas”. Hacen todo de acuerdo a un plan ya tiempo.

O pueden estar ansiosos y temerosos. “¿Qué pasa si me río y me castigan? ¿O rechazado? ¿O qué pasa si me veo como un estúpido y se ríen de mí?

Una persona que tiene su niño interior bloqueado no puede disfrutar de la vida. Ellos sufren. Hay mucho resentimiento y dolor por sus experiencias pasadas, y no permiten que la persona muestre sus sentimientos y emociones. No es difícil adivinar que su vida no es muy feliz, como si estuviera medio llena.

¿Qué hacer si esto te resuena?

○ Ponte en contacto con tu mundo emocional. Familiarízate con el mundo de los sentimientos y las emociones poco a poco. Permítete experimentar emociones “difíciles”: como la tristeza y la ira.

○ Aprende a escuchar y satisfacer tus necesidades y deseos. Durante el día pregúntate varias veces: ¿qué quiero ahora? Y dátelo a ti mismo, si no puede ser de inmediato, más tarde. 

○ Juega. Permítete un pasatiempo “inútil” (es muy importante y útil). Date experiencias emocionales positivas.

○ Supera tus traumas internos de forma segura con el apoyo de un psicólogo.

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“Soy parte de ese grupo que ya no tiene fuerzas” – cientos de miles de personas pueden reconocerse en esa frase. 

Hace un mes el pánico, shock, miedo y desorientación eran los temas principales en las consultas. Ahora la apatía ha pasado al frente. 

La apatía también es un tipo de reacción al estrés, una respuesta a la ansiedad y la tensión prolongadas y abrumadoras. El cuerpo no puede estar constantemente tenso. Tarde o temprano, si la situación sigue siendo estresante, se convierte en un terrible estado de letargo e indiferencia: una falta total de energía y motivación, agotamiento.

¿Cómo ayudarte a ti mismo si no tienes nada de energía?

○ Intenta normalizar tus patrones de dieta y de sueño lo más que puedas. Nuestro cuerpo físico no puede ser separado de nuestras emociones psíquicas. Y, antes que nada, debes cuidar de tus necesidades básicas y vitales.  

○ Olvídate de las cosas difíciles y usa el método de los pequeños pasos. Felicítate por cada pequeño paso que des, incluso si solo se trata de lavar un par de platos o hacer ejercicio.

○ Encuentra una oportunidad para cuidar su cuerpo: estirar, frotar la piel con un guante seco, automasaje, apretar suavemente los brazos, las piernas y los hombros. Esto te devuelve la sensibilidad y te hace consciente de tu cuerpo.

○ Toma un baño de pies. Deposita tus piernas en dos bañeras separadas – una con agua caliente y una con agua fría–. Termina con agua caliente.

○ Presta atención a tus emociones con preguntas:

¿Qué estoy escuchando ahora?

¿Qué estoy viendo ahora?

¿Qué estoy sintiendo ahora?

¿Qué estoy pensando ahora?

¿Qué quiero ahora?

○ Involucra a tu red de apoyo social: estas son las personas que están “de tu lado”. Pide ayuda cuando la necesites, habla con las personas que amas y tómate un tiempo para conectarte con tus amigos. Esto te dará fuerza.

○ Intenta liberar tus emociones bloqueadas que consumen tus recursos a través de la pintura. Usa pinturas, una lapicera o un lápiz. Quema o rompe el dibujo final. 

Y lo más importante de todo: no te exijas demasiado. El estado de estar “sin energía” en el que te encuentras se resuelve con apoyo y no con frases como “anda, levántate, arréglate”. Se cuidadoso contigo, y la apatía comenzará a perder fuerza.

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¿Te suena familiar? Es cuando conquistas tu propio Everest (ganar una competencia, celebrar tu cumpleaños, completar una maratón por la que has entrenado durante meses) y… al completar el logro y sentirte completamente feliz, pasas a sentirte vacío, apático, físicamente exhausto, de malhumor, ansioso, etc. ¿De dónde viene esto? Todo está bien, ¿o no? 

Esto se conoce como resaca emocional. Es el estado que se presenta luego de experiencias emocionales extremas, sean buenas o malas. ¿Por qué sucede? ¡Después de todo, los eventos eran agradables y felices! 

Lo que sucede es que tu cuerpo experimenta un estrés poderoso. Y el estrés es un conjunto de reacciones adaptativas (normales) no específicas del cuerpo al impacto de varios factores estresantes. Para el cuerpo, no existe diferencia entre algo bueno y algo malo. La mayoría de las veces, cualquier experiencia emocional fuerte puede convertirse en un productor de estrés

Si has perdido un apartamento, sentirás estrés; si compras un apartamento, también sentirás estrés. Si te divorcias, sentirás estrés; si te casas, sentirás estrés. 

Si hay demasiadas emociones y son brillantes, como una antorcha, y no únicamente como una vela, puedes esperar una resaca emocional porque hay un exceso, una sobresaturación de emociones, como sucede con el alcohol.

La buena noticia es que la resaca no dura para siempre. Al igual que la intoxicación por alcohol, tiene fin. Las emociones Fuertes tienen consecuencias no deseadas. Y, probablemente, tengas que soportarlas durante varias horas a varios días.   

¿Qué hacer si el estado de resaca emocional te ha capturado y te sientes acorralado contra una pared?  

○ Aceptar el hecho de que está sucediendo sin resistirte ni salir corriendo: esta es una situación temporal, y no es una enfermedad. 

○ Date un respiro: has atravesado muchas emociones. Y para que el exceso se disipe más rápido, debes “desintoxicarte”: relájate, lee, pasa el tiempo mirando buenas películas antiguas, pinte, etc. Todo lo que sea relajante para ti será bueno en este momento.

○ Si quieres llorar hazlo, sin “castigarte” por este “extraño comportamiento”. 

○ Cálmate. Esto repondrá la energía que hayas gastado: sal a caminar, toma un poco de aire fresco, alimenta a los patos que nadan en el estanque del parque, observa el río o las nubes.

○ No tomes decisiones hasta haberte “recuperado”. Primero debes volver a la normalidad. 

Conocer y comprender las leyes por las que funciona la psiquis te permitirá comprenderte mejor a ti mismo y no tener miedo cuando sucede algo inusual. Si lees los artículos de Mindspa, tu conocimiento en el campo de la comprensión de las emociones definitivamente aumentará, y esta es una contribución valiosa para tu salud psicológica.

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¿Qué cosas nos hacen felices? Las cosas más pequeña son las que nos hacen felices. Esto es lo que hemos aprendido encuestando a nuestros usuarios. 

Queremos compartir esta lista contigo. Quizás te guste alguna de estas ideas.

Nos volvemos más felices cuando:

1. …notamos que las plantas de nuestra casa florecen

2. …vemos a una persona cercana sonreír

3. …abrazamos a alguien

4. …esperamos algo placentero (una cena, una conversación interesante, unas vacaciones)

5. …nos recostamos en la cama con sábanas limpias

6. …escuchamos nuestras listas de música favoritas

7. …nos columpiamos en un columpio (o permitirnos ser juguetones como un niño)

8. …armamos una linda mesa para el almuerzo o cena (aunque sea solo para nosotros)

9. …recibimos una postal o carta

10. …visitamos lugares que nos cargan de energía

11. …encendemos velas, lámparas aromáticas, luces navideñas, creando pequeños espacios de comodidad y seguridad 

12. …miramos nuestras series favoritas o leemos nuestro libro favorito  

13. …hacemos alguna actividad creativa: pintar, escuchar música, cantar  

14. …escuchamos el sonido de la lluvia

15. …cuidamos de nuestro cuerpo, dándonos un masaje, estirando, tomando un baño de burbujas 

16. …pasamos tiempo con mascotas

17. …ayudamos a alguien

18. …soñamos despiertos

19. …bailamos

20. …planificamos unas vacaciones: observamos mapas, creamos itinerarios, elegimos hoteles

21. …pasamos tiempo con amigos o familiares, y nos sentimos a gusto con ellos

22. …damos y recibimos regalos

23. …el equipo por el que alentamos gana

24. …pasamos tiempos en el exterior: en el bosque, en las montañas, en la playa 

25. …recibimos reconocimiento por nuestro trabajo

26. …hacemos algo para apoyar un hobby personal (compramos un disco de vinilo, pintamos un cuadro, compramos otro juguete de colección)

27. …terminamos un Proyecto importante en el que invertimos muchos recursos (no importa cuán grande haya sido el proyecto – tu cerebro estará feliz aunque hayas ganado las Olimpiadas o hayas limpiado tu armario)

28. …alegrarnos por nuestros seres queridos cuando tienen éxito en algo o les sucede algo bueno

29. …disfrutamos la comida que amamos

30. …recibimos un mensaje del banco diciendo que nos han depositado nuestro salario en la cuenta bancaria

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En Internet puedes encontrar un popular meme que muestra a un niño llorando. La inscripción dice: “Tuve una infancia perfecta, hasta que mi psicólogo me preguntó por ella”. Y esto no es del todo una broma. En la práctica, esto sucede con bastante frecuencia cuando los clientes que acuden a la psicoterapia creen sinceramente que todo fue bueno en su familia.

Olivia solía “aferrarse” a sus parejas y tenía mucho miedo de que la abandonaran. Tenía tanto miedo que se olvidaba de preguntarse a sí misma: “¿Cómo me siento en esta relación? ¿Quizá ya es hora de pasar página? “Recurrió a un psicólogo cuando se dio cuenta de que estaba en una relación en la que su pareja la humillaba y no la apreciaba, pero por alguna razón, le parecía que eso era… normal. No pudo ver que otras opciones son posibles. Cuando se le preguntó por sus padres, Olivia dijo con seguridad que ya había pensado en ello, ya que sabe que la infancia influye en las elecciones y el comportamiento de las personas en la edad adulta. Y no encontró nada. ¡Sus padres son normales y todo fue bien en su infancia!

Sólo en el proceso de orientación, resultó que el padre de Olivia era alcohólico. Y de alguna manera, por casualidad, recordó que cuando él solía llegar a casa borracho, obligaba a su hija a sentarse a su lado y a acariciarle la cabeza, porque eso le hacía sentirse mejor. Y su madre obligaba a Olivia a sentarse y “compadecerse” de su padre porque sólo así se calmaba. Y si Olivia intentaba negarse, su madre le decía que sería culpa de Olivia si papá se iba o se hacía algo.

Por lo demás, su infancia fue… bastante buena …

Nuestra psique está diseñada de tal manera que protegerá a nuestros padres e incluso “hará malabares” con los hechos para que creamos sinceramente que todo estaba bien.

Algunas historias simplemente se borran de la memoria y pueden recordarse de repente durante la terapia (o entre las reuniones).

Por ejemplo, un cliente “recordó” que tenía un tío que abusó sexualmente de él cuando tenía 7 años. Después, la familia se mudó y no volvió a ver a ese tío. Parecía que lo había olvidado por completo.

Y otras historias se perciben como completamente normales porque la persona no sabe que existe una alternativa.

La madre de Leana quería mucho a su hija – se lo decía a menudo. Pero Leana tuvo que esforzarse constantemente para merecer ese amor. Primero, tuvo que aprender a leer más rápido que nadie. Luego, ganar campeonatos de gimnasia – su madre la inscribió en gimnasia cuando tenía 3 años. Después, sacar buenas notas (“¿Sólo un notable? ¿Por qué no un sobresaliente?”). Tener una figura ideal (“Escucha, si sigues comiendo así, no le gustarás a nadie”). Leana ha temido toda su vida quedarse corta y dejar de ser querida por su madre. Acudió a un especialista cuando la ansiedad, los ataques de pánico y el perfeccionismo empezaron a estrangularla. Pero le resultaba difícil creer que había algo “malo” en su familia porque “¡mi madre lo hacía todo por mí!”.

Los padres, incluso los más cariñosos y atentos, no siempre entienden lo que puede dañar a un niño y cómo evitarlo. No nos referimos a los malos tratos físicos o mentales – esos casos son evidentes. Vamos a profundizar más. La lista de casos menos obvios es la siguiente:

○ Comparación constante con los demás (“Mira a Alesha: tiene mejores notas que tú, y ayuda a su madre en las tareas domésticas… Y su pelo es largo y bonito, y tú te lo has cortado”)

○ No creer en la capacidad del niño (“¡Vas a fracasar! ¡Esto no es para ti!”)

○ No estar del lado de tu hijo (“Sí, señora Jackson, mi hijo tiene la culpa. Tiene usted razón, él tiene la culpa. No importa lo que diga”).

○ Obligar a tu hijo a asumir la posición de padre (“¡Sólo tú, querido, puedes cuidar de mí! Sólo tienes 12 años y ya eres muy inteligente. No puedo arreglármelas sin tu ayuda”)

○ Ignorar las necesidades del niño y desvalorizar sus sentimientos (“Ya se te pasará”, “¡No te inventes las cosas, que no duele nada!”)

No estamos diciendo que todos los problemas vengan de la infancia, no siempre. Pero es muy poco probable que la infancia de una persona haya sido ideal si tiene serias dificultades de autoestima, adicciones, miedos, etc.

Nuestros padres no siempre tienen la culpa de esto. A menudo no es tanto su culpa como su (y nuestra) desgracia. Sus vidas pueden haber sido difíciles: tuvieron que luchar para poner la comida en la mesa. Puede que no tengan los conocimientos, el tiempo y la energía para nada más. Nuestra tarea no consiste en culpar a nadie, sino en encontrar la raíz de los problemas. Debemos encontrar lo que está roto y arreglarlo abandonando las actitudes erróneas, los resentimientos y los comportamientos disfuncionales.

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