Casi todo el mundo ha experimentado ansiedad, y esto es normal. La ansiedad, dentro de límites razonables, es útil e incluso necesaria. Señala que algo anda mal. Y eso te permite tomar medidas a tiempo para evitar algunos eventos perjudiciales.
Pero si la ansiedad excede los límites normales y se apodera por completo de la vida de una persona y comienza a controlarla, entonces esto ya se denomina trastorno de ansiedad. Y la vida de la persona, en este caso, puede volverse muy difícil.
También puede ser difícil y, a veces, vergonzoso hablar de ello. ¿Qué es lo que las personas “no ansiosas” a menudo no saben acerca de aquellos que sufren de ansiedad?
○ Las personas ansiosas muchas veces pretenden ser “normales”.
En otras palabras, deben ocultar la ansiedad que los sobrepasa en diversas situaciones, para no sobresalir, no parecer extraños o nerviosos.
○ Sentimientos de soledad e incomprensión.
Las personas ansiosas son muy sensibles: reaccionan fuertemente a estímulos que son invisibles para los demás. Como resultado, no tienen a nadie con quien compartir sus sentimientos y emociones.
○ La falta de confianza en ellos mismos y en sus decisiones.
Pueden tener miedo de tomar una decisión equivocada o cometer un error y tener dudas constantes. Todo esto es increíblemente agotador y lleva mucha energía.
○ Manifestaciones físicas de la ansiedad.
Las personas ansiosas pueden tener problemas con el tracto gastrointestinal y, como resultado, experimentar vergüenza cuando sienten “la llamada de la naturaleza” si su tren se detiene repentinamente, o en un embotellamiento, en espacios llenos de gente o en una reunión importante; las palmas sudorosas hacen que sea vergonzoso ofrecer un apretón de manos; el rostro enrojecido, la respiración rápida que es difícil de ocultar, náuseas, sudoración, diarrea: la lista es bastante extensa.
○ Reacciones emocionales excesivas.
Cuando la ansiedad es alta, las reacciones aumentan y la persona puede responder con más fuerza a lo que está sucediendo. Esto también conduce a arrebatos de irritación, ataques de llanto y otras respuestas incomprensibles para los demás.
○ Drenaje constante de vitalidad y energía.
La ansiedad fuerte es como una fuga en el casco de un barco: toda la energía vital se drena y es imposible detenerla. En todas las tareas mundanas que las personas no ansiosas consideran cosa de todos los días, las personas ansiosas gastan todos sus recursos: ir al trabajo en transporte público, hablar con los compañeros (qué pesadilla) y con el jefe (una pesadilla al cuadrado), y todo esto va acompañado de constantes autoboicots y dudas a cada paso.
La ansiedad excesiva puede afectar significativamente la calidad de vida y agotar la energía de su “propietario”. Todo esto crea una fuerte motivación para derrotarla y tomar el control. Esto se puede hacer con la ayuda de la psicoterapia.
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