Muchos de nosotros nos encontramos con una situación así: un amigo habla de lo mal que está todo en su vida. Promueves una discusión sobre el tema y tratas de ayudarlo a encontrar soluciones, pero… Te reúnes un mes después y escuchas exactamente las mismas quejas. Otro mes después, lo mismo. La persona no toma ninguna acción y solo continúa quejándose.
La situación se siente como un callejón sin salida. Ya no quieres escuchar, cada uno de esos diálogos arruina tu buen humor. Te gustaría ayudar, pero con cada una de tus recomendaciones, recibes un “sí, pero…” como respuesta, y no sabes qué hacer…
Si tu amigo no suele quejarse y solo tiene dificultades con su situación de vida actual, y tú sinceramente quieres ayudarlo, la mejor táctica es escuchar sin dar consejos. Simpatiza, brinda apoyo emocional y pregunta cómo puedes ayudar. A veces las personas solo necesitan tiempo para decidir cambiar su vida.
Sin embargo, si la persona simplemente refunfuña y se queja constantemente, se vuelve tóxica para los demás y la comunicación con esas personas provoca una gran incomodidad.
En este caso, es importante entender que el hecho de que la persona se queje no significa que esté lista para hacer algún cambio. La mayoría de las veces, quieren liberar la tensión que no pueden manejar por sí mismas: buscan recibir consuelo emocional. No necesitan ningún consejo, recomendación o solución, por lo que no tiene sentido proporcionarlos.
Deja de “alimentar” a la persona con tu atención. Si dejan de recibir tu atención, dejarán de quejarse.
Para ello, puedes intentar evitar la discusión: decir que no quieres hablar del tema, ofrecerte a cambiar de tema, o durante una conversación telefónica, mencionar que tu conexión no es buena o que la batería se está agotando y es posible que la llamada se corte pronto.
Si no puedes evitar la conversación por cualquier motivo, puedes hacer preguntas relacionadas, no con las emociones, sino con las acciones:
“Sí, es una pena que esto siga así… ¿Qué has hecho ya para solucionar este problema?”, “¿Qué opciones has probado?”, “¿Qué piensas hacer al respecto?”. Para una persona que vive quejándose, estas preguntas son extremadamente incómodas. No podrán recorrer su escenario habitual. Así que lo más probable es que deje de verte como una persona sobre la que descargar su frustración.
Es importante protegerse de las conversaciones que traen malestar emocional y comprender que no puedes ser responsable de las decisiones o indecisiones de otras personas. Si estás siendo utilizado como un hombro para llorar sin tu consentimiento, tienes derecho a detenerlo.
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