Es posible que haya escuchados la palabra “separación” antes. Se usa más comúnmente en el contexto de las relaciones entre padres e hijos.
¿Qué es la separación?
Es el proceso de un niño que se separa de sus padres, ganando independencia y autonomía en el comportamiento, puntos de vista y decisiones.
La separación es un proceso bidireccional: la tarea de los padres es dejar ir y la tarea de los niños es separarse.
¿Cuáles son las etapas de la separación?
Infancia: El niño muestra interés por actividades y juguetes sencillos. Los padres pueden alentar los primeros intentos de independencia del bebé u obstaculizarlos haciendo todo por el bebé.
La crisis de los tres años: el niño manifiesta y defiende claramente sus deseos y opiniones, e insiste en hacerlo todo por sí mismo.
Los padres también tienen una opción aquí: ignorar los deseos del niño y no dejar que muestre independencia, o entablar un diálogo, escuchar a su hijo, ayudarlo y explicarle.
Jardín de infancia: Los padres pueden fomentar los logros del niño y permitir que tenga fracasos seguros, o pueden seguir atándole los cordones de los zapatos, vistiéndolos y desvistiéndolos, y diciéndoles con quién ser amigos.
Edad escolar: Los padres tienen la misma opción: seguir alimentando con cuchara a su hijo o ayudarlo sin interferir en el desarrollo de su personalidad individual.
Rebeldía adolescente, 12-18 años: El niño que madura defiende su derecho a sus opiniones, valores y comportamientos personales. Con una separación saludable, a estas alturas los padres ya saben cómo confiar en su hijo, al mismo tiempo que le permiten tomar decisiones de forma independiente y ser responsable de las consecuencias. Desafortunadamente, a veces los padres se resisten y no ven a su hijo como un individuo capaz de manejar su propia vida.
¿Cuáles son los tipos de separación?
● Funcional: separación de los padres en la zona de autocuidado (alimentación, vestido, alojamiento).
● Emocional: la capacidad de elegir y tomar decisiones independientemente de la aprobación o desaprobación de los padres.
● Basado en valores: la capacidad de determinar sus metas y prioridades de forma independiente, para separar su propia opinión de la opinión de sus padres.
● Basado en el conflicto: la capacidad de manejar el conflicto con los padres y no sentirse abrumado por la culpa, la vergüenza, el resentimiento y la ira.
¿Cómo se puede detectar a una persona verdaderamente separada de sus padres?
● Saben cuidarse, velan por su propio bienestar físico y psíquico.
● Son independientes y autónomos a la hora de elegir y tomar decisiones.
● Entienden y aceptan el hecho de que sus padres pueden tener un punto de vista diferente.
● Son conscientes de sus necesidades y valores y pueden defenderlos.
● Conocen sus límites y cómo defenderlos. Respetan los límites de los demás.
● Pueden mantenerse firmes sin sentirse abrumados por la culpa, el resentimiento y el miedo.
Tal persona es dueña de su propia vida. Construyen su vida con respecto a sí mismos y a los demás. Además de eso, la separación es la base para una relación saludable entre un hijo adulto y sus padres. Separarse no significa perder el contacto o alejar a tus padres. Por el contrario, la separación lleva las relaciones con tu familia a un nuevo nivel.
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