La culpa es una fiel compañera de las personas que atraviesan una ruptura. Esto es lo que es importante saber al respecto:
Hecho uno
La culpa obsesiva es una especie de control. Si todo es culpa mía, entonces está en mi poder cambiarlo todo, reproducir la situación, deshacer las cosas. ¡Si pude romperlo, puedo arreglarlo!
Sólo necesito averiguar cómo. Spoiler: si te apegas a esta ilusión, te resultará muy difícil deshacerte de tu dolorosa culpa.
Hecho dos
La culpa puede ser adecuada e inadecuada (neurótica). Culpa adecuada significa que hay una falta específica, algún daño claro, y sabes cómo reparar este daño; solo eres responsable de ti mismo y de tu comportamiento. La culpa neurótica significa que no hay detalles, solo evaluación generalizada, responsabilidad total por uno mismo y por el comportamiento de la otra persona, autorrechazo.
Hecho tres
La mentalidad “No puedo perdonarme a mí mismo” es un signo de conflicto interno. La frase en sí implica dos partes: la que tiene la culpa y la que está culpando. Tienes que ponerte en contacto con la parte acusadora y preguntarle qué quiere, qué intenta conseguir acusándote y qué tiene que pasar para que se sienta mejor.
Hecho cuatro
La culpa neurótica después de una ruptura puede indicar que tiendes a asumir la responsabilidad de otra persona y tienes el complejo de sentirte culpable todo el tiempo. Por regla general, se desarrolla en personas que provienen de familias destructivas, donde los adultos manipulan el sentimiento de culpa del niño para enseñarle y hacer que se comporte de la forma deseada.
Hecho cinco
La culpa y la capacidad de superarla están relacionadas con la autoestima y la autoimagen. Las personas que tienen problemas con la autopercepción se enfrentan peor a la culpa que aquellas que tienen una imagen propia adecuada y positiva.
Ayúdanos a crecer en Instagram 👇