¿Asma bronquial o ataque de pánico?

Christina tiene asma bronquial – según dijo en la primera consulta. Los ataques de asma se producen con regularidad, suelen ocurrir en situaciones de estrés y reducen en gran medida la calidad de vida. Estrictamente hablando, no se trata de asma, como le había dicho el antiguo médico a Christine – no es el mismo cuadro clínico. Pero el asma era más comprensible, y este diagnóstico particular se indica en sus registros de salud.

Christina recuerda el primer episodio de este tipo – tenía 11 años. Sus padres estaban en la fase previa al divorcio y la situación era psicológicamente insegura. Una noche, Christina oyó a sus padres pelearse y se enteró de que papá iba a marcharse. Sacó su maleta y empezó a recoger sus cosas. Christina tuvo su primer ataque – empezó a ahogarse. Los padres se asustaron, llamaron a una ambulancia, le pusieron una inyección y todo desapareció. Papá no pensó en ninguna maleta durante mucho tiempo.

Y la siguiente vez, cuando los padres comenzaron a pelear, la situación se repitió. Y luego, antes de los exámenes … Y ahora, por ejemplo, cuando su jefe comentó sobre su informe redactado incorrectamente.

¿Qué sucedió? En un contexto de estrés, Christina tuvo un ataque de pánico, que casualmente, ayudó a evitar lo que Christina temía mucho – la partida de su padre. Nuestra psique es única. El cuerpo “memorizó” la reacción deseada y comenzó a emitirla cada vez que se encontraba en una situación estresante. El beneficio secundario era obvio, aunque no fácil de reconocer, y Christina defendía ferozmente su síntoma.


No trabajamos con el síntoma, sino con la propia Christina. El síntoma fue astuto: se escondió y resistió de todas las formas posibles. Una vez que Christina se enfermó justo en la consulta – fue el punto de partida para comprender cómo funciona el beneficio secundario. Después de todo, Christina comenzó a ahogarse cuando tuvo que hablar sobre lo que realmente no quería hablar. Y aquí está – la salvación en forma de un ataque de asma.

Tuvimos 20 sesiones. Nos familiarizamos con el síntoma y con la vida de Christina, aprendimos a aceptar lo que no nos gusta, a hablar de ello en voz alta y a no transferir el “volante” al síntoma. Aprendimos la relajación neuromuscular y las técnicas de respiración adecuadas. Aprendimos sobre el funcionamiento de la conducta protectora, aprendimos a “atrapar” los pensamientos desadaptativos, que desencadenaban el ataque. Y… todo funcionó.

Ahora los ataques son extremadamente raros, y Christina ha aprendido a sobrellevarlos por sí misma. Su calidad de vida ha mejorado considerablemente.

De la consulta de nuestra psicóloga, Yulia.


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