Este concepto apareció relativamente hace poco y se convirtió en un diagnóstico completo en 1988. El síndrome de fatiga crónica (o SFC) se caracteriza por una sensación constante de fatiga y exceso de trabajo: una gran pérdida de energía, que no desaparece incluso después de un descanso prolongado.
Nadie puede decir con certeza de dónde proviene el SFC. Sin embargo, se sabe que la tensión psicoemocional a largo plazo (crónica) del sistema nervioso humano provoca la aparición de este síndrome. Por lo tanto, no es sorprendente que el síndrome de fatiga crónica se presente con mayor frecuencia en los residentes de ciudades densamente pobladas, y es poco probable que nos lo cuente un residente de una aldea o un pueblo pequeño.
En las megaciudades, hay mucho ruido informativo. La gente tiene un ritmo de vida frenético y se ve obligada a sumarse a esta carrera imparable. Es posible que no puedan manejar su sistema nervioso y se sobrecargue como una computadora debido a una gran cantidad de datos entrantes. Además, el SFC visita con frecuencia a personas ambiciosas y activas que luchan por el crecimiento profesional e invierten en lograr el éxito personal, a veces sin tener en cuenta sus capacidades y las capacidades de sus cuerpos. El SFC también es común entre personas en puestos que involucran altos niveles de responsabilidad: pilotos, despachadores, médicos, ya que el estrés crónico no es el mejor compañero para el cuerpo humano en general y el sistema nervioso en particular.
Otros factores de riesgo, como un estilo de vida poco saludable, una mala alimentación, la falta de vitaminas y microelementos, el estrés crónico y los problemas ambientales desfavorables también pueden influir en la aparición del síndrome de fatiga crónica.
Si has estado observando los siguientes signos:
– notas en ti una gran falta de fuerza y energía
– quieres dormir todo el tiempo
– sufres dolores de cabeza y dolores musculares
– sientes apatía, disminución del estado de ánimo
– los resfriados comunes se vuelven más frecuentes y las enfermedades crónicas se agravan
– alteraciones del sueño (insomnio, despertarse con frecuencia, sueño superficial y alterado)
– tienes problemas de memoria y concentración
… entonces es hora de que veas un médico. Sí, sí, lo primero es acudir a un médico que te recetará diversas pruebas para comprender el panorama general de tu salud, porque lo más importante es no perderse el desarrollo de otras enfermedades graves que pueden esconderse detrás de síntomas similares. Solo después de un examen médico, debes comunicarte con un especialista en psicología porque, por ejemplo, la depresión puede manifestarse casi de la misma manera.
¿Qué hacer para evitar el SFC? Como siempre, es más fácil prevenir algo que curarlo, y la prevención en este caso tiene como objetivo mantener la salud y el estado del sistema nervioso en buen estado. Esto requiere algunas medidas bastante simples, pero son las que más a menudo descuidamos.
▸ Observa tu horario diario: permítete descansar y no te sobrecargues, no te olvides de las vacaciones y de los fines de semana libres.
▸ Asegúrate de tener un sueño de calidad suficiente y una nutrición adecuada: menos comida rápida, más comida saludable.
▸ Organiza una desintoxicación informativa: una vez a la semana, tómate un descanso del teléfono, el correo electrónico, la mensajería instantánea, navegar por las noticias y las redes sociales.
▸ Pasa más tiempo al aire libre, bríndate una afluencia de emociones positivas.
▸ Si es posible, reduce la cantidad de malos hábitos: fumar, beber alcohol, beber mucho café.
▸ Rodéate de personas que te apoyen y reduce significativamente la comunicación con otros tipos de personas tóxicas.
▸ Agrega prácticas corporales a tu vida: masajes, yoga.
El síndrome de fatiga crónica es algo molesto que reduce en gran medida la calidad de vida. Por lo tanto, debes cuidarte a ti mismo para mantener una fuerte inmunidad contra esta “enfermedad”.
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