¿Sabemos comunicarnos? ¡Que pregunta tan extraña! Claro que sí. Pero… ¿cómo lo hacemos exactamente? ¿Cómo expresamos nuestros pensamientos, escuchamos a los demás y creamos nuestras propias frases? Hay distintas formas de hacer esto. Y los resultados pueden variar, o pueden no satisfacernos.
Hablemos de los mensajes en una conversación, que pueden ser directos o dobles.
Los mensajes dobles son las emisiones simultáneas de dos ideas opuestas: una persona dice una cosa, pero sus expresiones faciales, sus gestos, y su tono de voz, dicen otra cosa completamente distinta.
Estos son ejemplos simples de mensajes dobles:
¡No, no me ofendí! – dicho en un tono de irritación, sin hacer contacto visual, gritando, alejando la mano que la otra persona ofrece.
—¿Te quedarás a almorzar? —No. (al mismo tiempo, la persona se sienta alrededor de la mesa, saca un tenedor, y acerca el plato hacia su cuerpo)
Sí, ese vestido te queda bien. (al mismo tiempo, aprieta los labios y ofrece una mirada juzgadora)
¿Te suena familiar?
Estos son algunos ejemplos de mensajes dobles más complejos.
Una madre le dice a su hijo: “¡Te amo incondicionalmente!”. Y, al mismo tiempo, deja de hablarle, lo castiga dejándole de hablar cada vez que obtiene una mala calificación en la escuela. el niño concluirá, lógicamente, que en el caso de obtener malas calificaciones y de no cumplir con las expectativas de la madre, no será amado.
No es extraño que una persona que reciba mensajes dobles se encuentre perdida, porque lo que ve y lo que siente no se corresponde con lo que escucha. Por lo tanto, no está claro cómo debe reaccionar.
Víctor le preguntó a Nafisa si le importaría que sus amigos del trabajo vinieran a su casa por la noche: tomarían cerveza y verían fútbol. Nafisa estaba muy disgustada, esperaba que pasaran juntos la noche del viernes. Pero le envió un mensaje de texto a Víctor: “Como desees”. Víctor solo pudo comprender un sí, y regresó a casa con sus amigos. Nafisa estuvo en silencio toda la noche. Y después de que los amigos se fueron, ella se quejó con Víctor. Él se sorprendió y le respondió: “¡Pero estuviste de acuerdo! ¡Te lo pregunté!”.
Un mensaje directo sugiere que el contexto se corresponde con el mensaje. Sin el uso de sarcasmo, ironía, bromas, ni pronombres impersonales – transmite exactamente lo que la persona piensa y siente. Es una indicación clara de sus deseos y necesidades.
Siguiendo la historia de Victor y Nafisa, sería algo así:
“Sabes, me gustaría mucho que pasemos esta tarde nosotros dos, solos. ¿Podrías dejar el encuentro con tus amigos para otro día?”.
¿Practicamos un poco más?
La esposa suele burlarse de su esposo en público. Él se ofende, pero intenta no mostrarlo.
Mensaje doble: ¡Qué esposa ingeniosa que tengo! (dicho con una sonrisa burlona)
Mensaje directo: Natalie, odio esas bromas. Me ofenden.
Kathy está enojada con su pareja porque pasa muy poco tiempo con ella.
Mensaje doble: deja de prepararle el desayuno, de llevarlo al trabajo, esperando a que él entienda las señales y entienda lo que sucede.
Mensaje directo. “Den, extraño tu atención y tu apoyo hacia mí”.
Mensaje doble: “¡Este informe me dará un ataque!”.
Mensaje directo. “Por favor ayúdame con este informe”.
Mensaje doble: “¡Claro, siempre estás ocupado!”.
Mensaje directo: “¿Pasamos tiempo juntos?”
ADVERTENCIA: Los mensajes directos no deben ser groseros ni ofensivos. Cualquier expresión de los sentimientos propios debe ser respetuosa y cuidadosa.
Parece obvio que los mensajes directos superan a los dobles. ¿Entonces por qué los oímos y los usamos tan raramente?
La respuesta es simple: el miedo se interpone en el camino. El miedo al rechazo (¿y si lo digo y no me responden?); el miedo al conflicto (no quiero pelear); el miedo a la culpa (él se ofenderá y yo seré culpable de arruinar la relación); el miedo a romper con los patrones habituales (suena bastante estúpido decir lo que pienso).
Pero quizás superar estos miedos valga la pena. Quizás sin las pistas, los juegos mentales, los enigmas, la comunicación pueda ser una poco más real y sincera.
Además, la probabilidad de que seamos escuchados y comprendidos aumentará muchísimo. Y esto es un gran logro en sí mismo.
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