¿Ganar una batalla contra ti mismo/a es una victoria o una derrota? Esta es una pregunta engañosa.
En nuestra cultura, el tema de la “victoria” es muy popular en sí mismo. Se entiende que una persona debe estar constantemente comprometida en una batalla constante con las partes “negativas” de su naturaleza, como la pereza, las imperfecciones, los miedos, la ansiedad, la inseguridad, etc. ¿Quién no ha oído hablar de las batallas internas? Incluso existe un aforismo: “La guerra contra uno mismo es la mayor de las guerras, la victoria sobre uno mismo es la mayor de las victorias”.
Pero pensemos en eso: ¿qué es la guerra? La matriz asociativa incluye la batalla, el dolor, la sangre, los sacrificios, las pérdidas… ¿Esto es lo que necesitas en tu mundo interior? ¿No nos basta luchar contra las dificultades externas?
Entonces, una persona que está intentando conquistarse comienza una batalla, a partir de la cual es imposible emerger victoriosamente. Eligen los métodos más severos y despiadados, después de todo ¡esto es la guerra! Y en la guerra, todo vale.
Katy tiene sobrepeso. La batalla con sus kilos extra es muy estricta. La joven se niega todo con el objetivo de alcanzar cierto peso: no come caramelos, no come grasas, no come comidas deliciosas (!), pega notas desmotivadoras en el refrigerador, insultos a sí misma (usa el apodo de Katy La Gordita en el foro de pérdida de peso). Obviamente, se convirtió en una enemiga que debe ser aplastada sin piedad.
Resultado: odio hacia ella misma, hambre constante, peso oscilante +- 16 libras, depresión, fijación por el tema de la comida.
Laura tiene el objetivo de alcanzar la excelencia de ser organizada y eficiente. ¡Lo que importa es el éxito! Todo lo que está por fuera del marco de este proceso debe ser destruido. Ella debe leer únicamente literatura de culto, correr 6 millas diarias (odia correr, no le genera placer, pero lo hace igual), adherirse estrictamente a planes y horarios, que son varios, incluyendo comer saludable, ejercitar para ser hermosa, procedimiento cosméticos, mejorar en su carrera. Y, lo más importante, no desviarse. No se permite nada por fuera de su objetivo: ni felicidad, ni Descanso De lo contrario “jamás cambiarás, siempre serás una persona vaga”.
Resultado: una vida carente de felicidad, todos los logrados son dados por hecho, depresión, y cansancio emocional extremo.
Tabitha lucha con su apariencia imperfecta. No notarías sus imperfecciones, es muy guapa. Pero ella las ve. Este es su plan para la batalla: cambiar la forma de sus senos, rejuvenecer la piel, operarse la nariz, perder peso. Después de eso, Tabitha se volverá hermosa y feliz y podrá “comenzar a vivir”. Está segura de ello. Mientras tanto, aunque no ha ganado la pelea consigo misma, es demasiado pronto para “vivir” (ir a citas, estudiar, cambiar el trabajo que odia, etc.). Todo lo hará más tarde, después de la victoria.
El resultado: su vida es puesta en pausa indefinidamente, se odia a sí misma, y no ve a nadie por fuera del trabajo y su hogar. Necesita ganar dinero para todas sus “mejoras” planeadas. No hay tiempo para reuniones con amigos, ni citas. Rechaza a todos porque no cree poder gustarle a nadie “así”.
“Soy perezoso”, dice Bashir. “No puedo conseguir nada en el trabajo, no puedo cumplir con las tareas que debo realizar. Solo quiero recostarme en el sofá y no hacer nada más. ¿Cómo puedo ganar la batalla contra mí?” Los padres de Bashir insistieron en que asistiera a una academia militar para continuar con la dinastía familiar. Apenas logró graduarse. Todos los días está desconectado y solo espera a que llegue el final de la jornada laboral. Pero le encanta dibujar… Más precisamente, le encantaba… Porque ahora, por alguna razón, ya no quiere nada…
El resultado es evidente.
Toda lucha implica que haya un enemigo, pero no luchamos contra nuestros amigos. El enemigo se encuentra dentro nuestro. Y juntamos las fuerzas para derribarlo, aplastarlo y dañarlo… Los que están en guerra consigo mismos utilizan las siguientes frases: “supérate a ti mismo”, “oblígate”, “no te lo tomes con calma”, “mantente enfocado”, “empújate”, “no seas marica”, “recupérate”, “lucha por la perfección”, “cueste lo que cueste”.
¿Pero cómo puedes ganarte a ti mismo? ¿Cómo puedes llenar un balde vertiendo y sacando agua al mismo tiempo?
Muchos de nosotros no sabemos cómo cuidarnos, no hemos aprendido a hacerlo. Pero esa es una habilidad muy valiosa. La mayoría de nosotros apoya a sus amigos cuando se sienten mal. Pero cuando se trata de nosotros mismos, la mayoría actúa como una madrastra malvada de un cuento de hadas. ¿Qué pasaría si admites que puede haber una razón interna para todos esos “no puedo”?. Y cuando comiences a tratarla, el problema desaparecerá…
Cuando empezamos a desmontar este enemigo interior invisible, a veces resulta que no son enormes y aterradores, sino una pequeña niña asustada, a la que nadie nunca dijo que era hermosa… O un niño, cuya vida fue inventada por sus padres, y él no quiere vivir esa vida. Pero en lugar de luchar contra las circunstancias y la presión externa, el chico lucha contra su propia “pereza” y apatía…
No tienes que luchar contra ti. No debes librar batalla sobre tu alma y tu cuerpo. Cualquier guerra sería muy costosa, sin importar cuán pequeña sea. Acércate a ti mismo/a con cuidado: intenta comprender qué te sucede. Y luego ayúdate a resolverlo. Ayudar, no ganar. Al actuar como un aliado propio, conseguirás mucho más. Sin pensar en términos de ganadores y perdedores.
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