Adaptarse a un nuevo espacio de vida

A veces nos encontramos en circunstancias que no elegimos. Por ejemplo, podemos vernos forzados a mudarnos a otro lugar de residencia.  

Entonces te tienes que mudar. Podría ser otra ciudad o incluso otro país. Todo a tu alrededor será diferente, no todo es lo que acostumbras a ver: las calles, la arquitectura, quizás incluso el idioma, la gente. Todo es de alguna manera extraño, desconocido… No encontrarte con tus vecinos cuando salgas a buscar el correo, o con el tendero a quien conoces desde hace mucho tiempo, no tener tu café favorito a la vuelta de la esquina: esto es frustrante e inquietante.

Mudarse es siempre un gran estrés físico y psicológico. Especialmente si la mudanza fue una situación obligatoria, y puedes sentir que en algún lugar lejano ha quedado tu verdadero hogar, dulce hogar, pero debes quedarte viviendo aquí. El estrés es una reacción normal a circunstancias poco habituales. Pero cada persona lo experimenta de manera diferente porque todos tenemos diferentes sistemas nerviosos, experiencias pasadas, motivaciones y patrones de comportamiento.

Al atravesar una situación así, es normal experimentar varios sentimientos complejos: confusión, tristeza, añoranza, desilusión, irritación o apatía. Esta es la respuesta de tu psiquis al cambio repentino. Necesitas tiempo para adaptarte, para encontrar formas de lidiar con las nuevas circunstancias.

Es importante notar estos sentimientos, nombrarlos y aceptarlos. Por ejemplo, puedes notar que: “Ahora siento un fuerte anhelo”, “Estoy confundido, necesito averiguar qué hacer a continuación”. Todos los sentimientos tienen derecho a existir. Necesitas dejar que fluyan. 

¿A qué experiencias puedes enfrentarte?

Por ejemplo, es posible que te preocupe que no te está yendo tan bien como a otras personas. “María también se ha mudado. Pero ella está muy ocupada haciendo que su casa sea acogedora y comprando toallas para la cocina, y yo ni siquiera puedo levantarme de la cama por la mañana. ¿Qué me pasa?” Todos se adaptan a los cambios de manera diferente. No debes compararte con los demás porque la adaptación es un proceso individual.

También puedes encontrarte tratando de recrear tu antigua vida en el nuevo lugar, pero no lo recomendamos. Cualquier copia será más pálida que el original. ¡Debes crear una nueva vida para ti! Para adaptarnos, debemos aceptar la nueva realidad, dejando ir la anterior.

Es importante entender cómo ayudarte a adaptarte a este nuevo entorno de la mejor forma y dónde encontrar ayuda. 

La pirámide de las necesidades de Maslow te ayudará a dirigirte en la dirección correcta. 

Se basa en las necesidades fisiológicas: comida, agua y sueño. Luego viene la necesidad de obtener seguridad y protección. Ha ocurrido el “reinicio”: dejaste atrás tu pasado. Ahora, necesitas construir algo nuevo. En primer lugar, debes asegurarte de que tus necesidades básicas estén satisfechas.

En otras palabras, hasta que estés seguro de que no tienes hambre, se restablezca tu sueño normal, haya un techo sobre tu cabeza y estés a salvo, no podrás seguir adelante. En primer lugar, ocúpate de las necesidades más importantes. Pero después de eso, podrás crear apoyo relacionado con las necesidades sociales: comunicación con tus seres queridos y encontrar nuevos conocidos. Pide el apoyo de tus seres queridos: llama a tu familia y amigos con más frecuencia; la comunicación ayuda mucho a sobrellevar los períodos difíciles.

¿Cómo puedes ayudarte a abordar tu día a día y tus necesidades sociales? 

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○ Comienza a explorar el barrio: qué tiendas, parques, cafés, etc., hay cerca. Es mejor hacer el recorrido a pie. 

○ Recopila información: los vecinos o los nuevos conocidos pueden decirte dónde hay un buen centro médico, dónde comprar carne o verduras frescas y qué salón de belleza puedes visitar. 

○ Comunícate: Si eres padre, entabla una conversación con otros padres en el patio de recreo, si tienes un perro, habla con otros dueños de perros mientras paseas a tu perro o charle con una recepcionista en un salón de belleza. La cortesía, la sonrisa y la amabilidad hacen maravillas.

Puedes estar lleno de tristeza y añoranza. Los períodos de actividad pueden ser seguidos por períodos de dolor y lágrimas. Es normal estar triste. Pero si ha pasado mucho tiempo pero todavía quieres llorar todo el tiempo, no tienes la fuerza y ​​el deseo de hacer las cosas, no dudes en buscar ayuda psicológica. Te ayudará a adaptarte a una nueva vida más fácilmente.

También es probable que experimentes una sensación de incertidumbre como si no tuvieras un suelo firme bajo tus pies: “¿Qué pasa si no puedo aprender el idioma?”, “¿Qué pasa si no tengo suficiente dinero?”, “ ¿Qué pasa si no encuentro trabajo o no puedo obtener la acreditación?”.

Es sorprendente lo importantes que resultan ser las cosas aparentemente pequeñas: el peluquero al que has estado yendo durante diez años, el tipo específico de pan o leche que solías comprar, el gimnasio que solías visitar con regularidad: no todo es lo mismo aquí…

Preocuparse es normal. Pero es bueno recordar que puedes resolver esta ecuación incluso si tienes muchas incógnitas. Solo necesitas moverte paso a paso sin intentar visualizar inmediatamente todo el mapa.

Para que la adaptación sea exitosa, debes:

– acepta tu nueva situación de la forma que es; te acostumbrarás.

– no te culpes por tener sentimientos “demasiado” fuertes o un largo proceso de adaptación; tómate el tiempo suficiente, tanto como necesites. 

– se cuidadoso y atento contigo mismo.

Y luego, su nuevo lugar de residencia puede volverse cómodo y familiar, puede convertirse en su nuevo hogar.


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