Al comienzo de cualquier relación, la interacción de la pareja es como un cuento de hadas: los amantes no se cansan el uno del otro. Están sintonizados entre sí, como radares sensibles, y suaves, como las patas de un gato. Perciben a su pareja como alguien increíble y hermoso y se llenan de una ternura maravillosa cuando la ven. Parece que la pareja piensa y siente de la misma manera. Y esto los inspira y los lleva en las alas del amor por algún tiempo. La pareja parece ideal. E incluso si algo no está del todo bien, nadie quiere “arruinar la magia”: nos ocuparemos de eso más adelante…
“Somos tan similares, ¡es increíble!”, “¡Completamos las oraciones del otro!”; “Pienso en él, e instantáneamente me llama. ¡Es mágico!”; “Somos dos mitades de una misma cosa”; “Estamos destinados a estar juntos, ¡lo sé!”
Esta es la etapa de fusión o simbiosis, en la que se forma el apego mutuo. Por lo tanto, es aún más difícil reconocer la inevitable etapa de diferenciación: es la separación que sigue a la etapa de fusión. Y parece ser un enfriamiento real de la relación; esto puede ser muy doloroso después de la nube esponjosa de idealización.
Durante esta etapa, las personas se separan de la pareja. Es como cuando todo era común, para dos, y ahora existe el “mío”, el “tuyo” y el “nuestro”. Hay una necesidad de tener algo de tiempo y espacio personal.
No siempre sucede al mismo tiempo en la pareja.
Zoe les dice a sus amigos, frustrada: “Antes solo me necesitaba a mí. Pero ahora quiere salir con sus amigos y colegas… ¿No soy suficiente para él? ¿Ya no le importo?”.
Tony intenta explicarle a Zoe que hay veces que necesita estar solo, que su espacio personal no es un intento por alejarse de ella, sino que a veces simplemente necesita “despegarse” y sentir que es un persona aparte. Pero a Zoe le sigue preocupando.
Zoe todavía está en la etapa de fusión, y el “movimiento” de Tony le parece el final del amor, el “principio del fin”. Después de todo, hasta hace muy poco no podían separarse el uno del otro, y ahora…
Pero, en realidad, no está pasando nada malo. Este cambio es natural, y es necesario para que la pareja se desarrolle de forma saludable.
Carl Whitaker, un médico y terapeuta familiar estadounidense dijo: “Una persona debe aprender durante mucho tiempo cómo convertirse en parte del “nosotros” sin destruirse a sí misma”.
Esta frase precisa y clara describe la naturaleza fundamental de la segunda etapa de la relación. Si te quedas en la primera etapa, se convierte en algo sin forma, donde todos se pierden. Esto no puede contribuir de ninguna manera a las buenas relaciones, porque no hay nadie a quien amar: las personas se disuelven unas en otras, las personalidades pierden sus formas y esencia (deseos, necesidades, intereses).
Durante la etapa de diferenciación aparece el entendimiento de que la persona a tu lado no siempre debe hacerte feliz: incluso pueden llegar a irritarte, a veces, pero antes no podías notar esto…
De alguna manera ahora su voz se vuelve alta y chillona cuando se enoja. Y él olvida de ducharse, y esto es exasperante.
Ella confunde países con continentes, ¿cómo puede ser? Y él se ríe de chistes crueles y ama “Comedy Club”, ¡lo cual es tan vulgar!
Ahora me doy cuenta que no tenemos el mismo gusto… Nos gustan distintas películas, y él/ella no lee libros, a diferencia mía…
¿Por qué esto no sucedió antes, y apareció de forma repentina ahora? ¿Me estoy desenamorando?
En realidad estas características han estado siempre… Pero durante la etapa inicial de la relación, las personas únicamente muestran sus partes positivas. Es decir no “todo” lo que los hace ser ellos mismos. Y sí, al principio vemos a nuestra pareja a través de lentes color de rosa, que van cambiando a medida que entramos en la etapa de la diferenciación.
La principal conclusión de este período, que no todas las parejas pueden afrontar, es: “Mi pareja es solo una persona común con sus propias deficiencias”. ¿Quién lo hubiera dicho?
¿Cómo manejar esto? De la misma forma que cualquier otro hecho. Sí, ella no es un hada, y él no es un príncipe. ¡Y eso está bien! ☺ Ahora es momento de conocer realmente a tu pareja, y aceptarla como es, sin idealizarla ni demonizarla.
La etapa de la diferenciación es muy importante. Para una pareja es una tarea importante que debe ser resuelta. Y debe ser realizada correctamente. Los límites se establecen durante esta etapa. Las personas pueden aprender a sentir no únicamente las necesidades “comunes” de la pareja, sino también sus necesidades personales.
Absolutamente todo en el mundo está en constante cambio. si no nos movemos hacia adelante, estamos retrocediendo: no hay otra dirección. La etapa de diferenciación no es mala si entiendes de lo que se trata, lo que significa, y que sus comienzo es un signo de que la relación se está desarrollando. Se puede permanecer dentro del “nosotros”, mientras se mantienen separados los “yo”, y se siguen amando entre ambos.
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