Vivir juntos por necesidad. Parte 1

No lo esperabas, no lo querías, no lo elegiste. Pero sucedió, y lamentamos infinitamente que te encuentres en esta situación.

Si estás leyendo este artículo, probablemente hayas tenido que mudarte a toda prisa, y lo más probable es que no hayas acabado en las mejores condiciones. Muchas personas se encuentran en una situación de convivencia forzada con familiares o incluso con extraños.

No todo el mundo está preparado para una búsqueda así, incluso en circunstancias perfectas, pero cuando el miedo y la ansiedad están en el aire, la convivencia puede volverse insoportable.

Antes de hablar sobre qué hacer (y qué no hacer), veamos los posibles problemas. Cuando sepas qué esperar, será más fácil para ti prepararte para los desafíos. ¡Hay que estar prevenidos!

1. ¿A quiénes tienes cerca?

Suegra, suegro, hermanas, hermanos, abuelas, abuelos, madres, padres, quizás tíos y tías, o incluso completos extraños. Puedes encontrarte viviendo con las personas más queridas y cercanas o con absolutos extraños, a quienes no conocías antes, pero ahora necesitas compartir el mismo espacio con ellos y no está claro por cuánto tiempo.

2. ¿Cuál es el problema?

a) Terminaste con otras personas en el mismo territorio y pasarás algún tiempo aquí, quizás bastante tiempo, y este territorio es de otro. Aquí no puedes imponer ninguna regla.

b) El simple hecho de que no tienes otra opción es muy frustrante. No puedes simplemente empacar tus cosas e irte. Quizás el espacio ni siquiera te permita ir a tu “propia” habitación. Cuando una persona que hace dieta se da cuenta de que algún alimento está fuera de su alcance, comienza a soñar solo con ese plato. En una situación de convivencia forzada, se activa el mismo mecanismo: cuando una persona sabe que está “encerrada” en esta restricción, puede perder el equilibrio y sentirse infeliz.


c) Cuanta más gente alrededor, más irritantes. Sientes frustración, y todas las personas con las que compartes el espacio probablemente se sientan de la misma manera. Esto significa que el potencial de conflicto aumenta dramáticamente.

d) Tal vez hubo conflictos anteriormente con algunas de las personas: un malentendido prolongado con tu madre, una confrontación con tu suegra, un conflicto de intereses con tu hermana, etc. Cada familia tiene sus problemas únicos.

e) Debido a que el cambio ocurrió tan rápido, y no está claro cuándo se resolverá todo, todos pueden sentirse nerviosos. La más mínima chispa es suficiente para que el conflicto estalle.

3. Pensamientos-sentimientos-emociones

En esta situación, muchas emociones negativas pasan a primer plano: varios miedos, ansiedades, confusión e ira. Las circunstancias pueden causar estrés postraumático, que se manifiesta de manera diferente en cada persona.

Por supuesto, en estas condiciones, es difícil pensar en positivo, y las personas estresadas a tu alrededor crean confusión. Probablemente podrías manejarlo en tiempos normales, pero ahora sientes ira y molestia porque ya hay demasiados eventos traumáticos.

Por todo lo anterior, el número de conflictos aumenta. Una nube de tensión se cierne sobre tu apartamento o casa. Nuestra tarea es ayudarte a pensar en las medidas de seguridad y elaborar un plan: cómo reducir la tensión general, disipar los conflictos y, de ser posible, hacer que este período sea lo menos doloroso posible.


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