Cuatro reglas para un apoyo eficaz

1. Reconoce el derecho de la otra persona a tener sentimientos. No los descartes ni los niegues.

Aquí hay un ejemplo de descartarlo: “¿Por qué están tan nerviosos por esta cosa tan pequeña? ¡Le puede pasar a cualquiera!”

Y aquí hay un ejemplo de negación: “No, no estás lastimado. Te lo estás imaginando”.

Así es como se deben reconocer los sentimientos de alguien: “Veo lo molesto que estás por eso. Sí, esto es muy preocupante”, “Lamento que tengas que pasar por esto”, “Te sientes muy triste ahora mismo”.

2. Simplemente, debes estar al lado de la persona que sufre. 

Si no sabes qué decir – no digas nada. Es más apropiado que decir cosas optimistas, pero sin sentido. No des consejos. Puedes acariciarle el brazo, el hombro o abrazar a la otra persona si no le importa. Estar en silencio junto a ellos – ese apoyo es mucho más valioso que una actividad forzada cuando no se requiere en absoluto.


3. Pregunta qué tipo de ayuda necesita la persona.

Pregunta de forma muy directa, sin pistas, con frases claras: “¿Cómo puedo ayudarte ahora?”, “¿Qué puedo hacer para ponértelo más fácil?”.

4. Ayuda a la persona a la que estás tratando de apoyar a encontrar sus recursos internos.

Cada uno de nosotros no solo tiene un niño interior que se siente mal, sino también un adulto interior en quien podemos confiar. Ayuda a que la persona pueda darse cuenta de lo que está sobrellevando y que puede superar las dificultades que le han tocado.


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