Entra, siéntate cómodamente. Hoy vas a pasar un día en un lugar maravilloso: la sala de la gratitud con tu cuerpo.
Cada día, cada minuto o cada segundo, tu cuerpo realiza una gran cantidad de trabajo. Sostiene tu vida, lucha por tu salud y bienestar, y te defiende (a veces de ti mismo).
Mientras lees este texto se producen muchos procesos en tu cuerpo.
Tu cuerpo merece gratitud por todo lo que hace por ti.
Dedica unos minutos. Relájate. Cierre los ojos y dale las gracias a tu cuerpo por todo el trabajo que hace cada día.
Permanece en este estado de gratitud durante un tiempo. Observa cómo responde tu cuerpo.
Si realizas esta práctica todos los días, te sorprenderá lo diferente que te sentirás y cómo cambiará tu relación con tu cuerpo.
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